La depresión en la infancia y adolescencia es, por desgracia, más frecuente de lo que muchas personas se imaginan. Si eres un padre preocupado que piensa «mi hijo tiene depresión», estás dando un paso fundamental: buscar información.
Por eso, vamos a abordar de manera clara cómo detectar si tu hijo o hija está atravesando por una depresión, qué puedes hacer para ayudarle, y los mejores recursos para que le ayudéis lo mejor que podáis.
Índice
ToggleCómo saber si mi hijo tiene depresión
El primero paso para saber cómo ayudar a mi hijo con depresión, es saberlo. Puede confundirse con cambios de humor propios de la edad (lo que nos podía pasar a todos en la edad del pavo), o una etapa de rebeldía. No obstante, hay varias señales, tanto a nivel físico o emocional, que si prestas atención, las verás, indicándonos que estamos ante un problema más serio.
Síntomas físicos
Aquí tenemos 4 síntomas:
- Cansancio extremo o fatiga, aunque no haga ningún deporte u otra actividad intensa.
- Dolores de cabeza, estómago, o musculares sin una causa aparente.
- Cambio en su apetito. Puede ser en ambos sentidos en el sentido de que puede tener más o menos hambre, lo importante es que se notaría un cambio en su peso corporal.
- Trastorno del sueño, que también pueden pasar las dos cosas, tanto insomnio, como dormir demasiado (de forma continua).
Síntomas a nivel emocional
Otros 4 síntomas para saber si tu hijo tiene depresión:
- Pasa por episodios de llorar o tristeza profunda sin un motivo claro.
- Baja autoestima, sensación de inutilidad o culpa excesiva.
- Está muy irritable o tiene una conducta hostil de forma continua, especialmente con figuras de autoridad (padres, profesores…).
- Pérdida de interés en actividades que antes disfrutaba: deportes, amigos, juegos. Básicamente cualquier hobby suyo.
Cómo sacar a tu hijo de la depresión
Si ya has identificado varios de los síntomas anteriores, y realmente crees que tu hijo tiene depresión, puedes empezar ya a ayudarle. Recuerda, la paciencia, el respeto y la comunicación, es clave.
1. Habla con él pero sin abrumarle
Abrir la conversación es esencial, pero sin presiones, hay que evitar los sermones siempre, ya que le puedes estresar más. Elige un momento tranquilo, en un entorno seguro, y exprésale tu preocupación, pero sin reproches.
También tienes que evitar ciertas frases que muchas veces hieren a nuestros hijos, y las decimos, a veces, sin darnos cuenta. Por ejemplo, algo como «no tienes motivos para estar triste» es algo que no deberíamos decir nunca, es mejor optar por un «estoy aquí para ti, cuéntame lo que necesites». Aunque pueda parecer algo «típico», siempre va a funcionar mucho mejor.
2. Escúchale
No le interrumpas, no le quites importancia a lo que te cuenta. Escúchale atentamente y sin juzgar, es clave para que se sienta comprendido y, lo más importante, apoyado. No hace falta tener todas las respuestas; a veces, solo necesitan saber que estamos presentes.
3. Fomenta buenos hábitos
Por supuesto, seguir unos buenos hábitos en el día a día le van a ayudar. Algo que hacer en el día a día, también hace que libere su cabeza de ciertos pensamientos. Por ponerte un ejemplo, mucha gente va al gimnasio o hace otro tipo de deporte al aire libre porque durante ese tiempo, no piensa en absolutamente nada
Otros buenos hábitos a seguir y que ayudará a tu hijo con depresión es comer de forma equilibrada, reducir el tiempo frente a pantallas, y dormir bien y a la misma hora, todos los días.
4. Apóyale en su rutina
No crees una rutina para tu hijo y te desentiendas por completo, acompáñale en ella. No tiene por que ser siempre de cuerpo presente, pero ayúdale a organizar sus tareas u otras actividades extracurriculares, los tiempos de descanso… También deberías celebrar con él cualquier logro: una buena nota en un examen, terminar un ejercicio, socializar, o incluso algo tan «sencillo» como salir de casa.
5. Importancia de la ayuda profesional
Es importante remarcar que buscar ayuda NO es un tabú. Acudir a un psicólogo de adolescentes puede marcar una gran diferencia. Estos profesionales cuentan con herramientas y enfoques terapéuticos adaptados a su edad. Recuérdale que no está solo y que pedir ayuda es una señal de fortaleza, no de debilidad.
6. ¿Es mejor buscar un psicólogo o los medicamentos antidepresivos?
En la mayoría de los casos, el tratamiento inicial debe ser psicológico. La terapia te ayuda a tratar la causa del malestar y dotar al niño o adolescente de estrategias para gestionarlo. Los antidepresivos pueden ser útiles en casos de depresión grave, pero siempre deben ser recetados y supervisados por un psiquiatra infantil.
7. Una dieta sana y la importancia del ejercicio
El cuerpo y la mente están conectados. Una alimentación equilibrada, rica en frutas, verduras, cereales integrales y ácidos grasos como el omega-3, puede influir positivamente en el estado de ánimo. Del mismo modo, el ejercicio físico regular (como caminar, montar en bici o nadar) libera endorfinas, las llamadas hormonas de la felicidad, así que es igual de importante.
¿Y si es adulto, el proceso es el mismo?
La base es similar, pero hay matices. En adultos, es clave respetar su autonomía (al fin y al cabo ya es un adulto y ya tiene su día a día establecido»), ofrecer apoyo sin invadir y fomentar que ellos mismos participen en su proceso de recuperación. Sin embargo, tanto en adolescentes como en adultos, la comunicación y el acceso a ayuda profesional siguen siendo fundamentales.
¿Qué debo decirle a mi hijo que está deprimido?
Ya hemos visto bastante sobre cómo ayudar a mi hijo con depresión, así que pasemos a los matices. Prueba con estas frases, aunque lo principal es mostrar tu apoyo, así que seguro que, si tienes buenas intenciones, tu hijo o hija lo notará:
- Te quiero y estoy aquí para ti.
- No estás solo, vamos a superar esto juntos.
- Tus sentimientos son válidos, puedes contarme lo que quieras.
- Buscar ayuda no es malo, al contrario, es muy valiente hacerlo.
Recuerda, hay frases que tienes que evitar, como el típico «ya se te pasará» o «tienes que poner de tu parte». Tienes que acompañar, no forzar.
¿Qué actividades son buenas para la depresión?
Aquí lo importante no es hacer una actividad en concreto, más bien es el mantener la cabeza ocupada y, como os comentaba, hacer cualquier tipo de deporte siempre es sano. Puede ser simplemente dar un paseo por el parque para despejar la cabeza, deportes como el yoga, la natación o ir en bicicleta, e incluso practicar la meditación.
También pueden ser actividades creativas de hacer en casa, como la música, el dibujo, o incluso escribir. Esto es buenísimo porque tienes muchas posibilidades con estas tres actividades, por ejemplo, puede escribir poesía, lo que siente, una historia…
Y volvemos a recordarlo, estas actividades deben proponerse, no imponerse.
Qué hacer si mi hijo tiene depresión y no quiere ir al psicólogo
Es algo normal que tu hijo al principio se niegue, de hecho, suele pasar bastante. Lo principal es que seas paciente y le des un tiempo para pensar. También hay ciertas cosas que le puedes remarcar o comentar, por ejemplo:
- Habla con él sobre la función del psicólogo, sin forzar.
- Explícale que no tiene que contar nada que no quiera.
- Ofrécele elegir al profesional o acompañarle en la primera visita.
- Propón la terapia como algo temporal, sin presiones.
Si has intentado de todo y aún no quiere buscar ayuda, puedes contactarme para pensar juntos cómo actuar para que venga a consulta y reciba la ayuda que necesita.
Unas últimas conclusiones
Ayudar a un hijo con depresión no es fácil, pero, como sus padres, podemos convertirnos en su principal punto de apoyo, en aliados, ofreciéndole apoyo emocional, estabilidad, y todo nuestro amor. Detectar a tiempo los síntomas, escuchar sin juzgar y acudir a profesionales cuando sea necesario son pasos clave en este camino, pero lo más importante es la paciencia, y el no forzarle a nada.
Recuerda: si te preguntas «¿qué hacer para ayudar a una persona con depresión?», empieza por estar presente, interesarte, y dar el primer paso hacia el acompañamiento. Con paciencia, empátía y apoyo, tu hijo podrá salir adelante.
Redactado por: Ana Castillo Castillejo, psicóloga infanto juvenil y familiar.